viernes, 26 de agosto de 2011

Road Trip I

-Vamos Ry
Llegamos a la tienda de usados de Viejo Pete en Utica. El viejo era un estafador conocido en casi todos los Estados que vendía coches viejos comprados a gente necesitada por migajas y luego los vendía, reparados eso si, a precios desorbitados. Con Ryan nos miramos. Ese anciano miserable tenía años de estafar padres que querían un buen coche para sus chicos.
Cuando llegamos, el vendedor nos miró con cara de pollitos. Eramos los clásicos adolescentes. Nos empezó a pasear. ¿Qué buscan? ¿Cuánto esta su padre dispuesto a pagar? Después de que tu mejor amigo quiera matarte, uno de estos monigotes era un divertimento. Dimos vueltas mientras nos tiraba unos precios desubicados para cada coche. Hasta que... NUESTRO coche.
Rojo fuego, opción descapotable, Ford Mustang 67... una joya. ¿Cuánto? Un despropósito. Nos miramos con Ryan. Y lo compramos. Bue, comprarlo. Firmamos todos los papeles a nombre de John Doe, "pagamos" lo que había que pagar, y el vendedor, el viejo Pete y todos lo dieron por vendido. Sin seguro.
Cuando nos fuimos lo llevamos al taller. Cambiamos cosas del diseño. Lo pintamos de negro azulado. ¿Con qué plata? Lo cambié por la ropa cara que me había regalado Danielle. El mecánico era de esos que no hacía preguntas y acepto la ropa fina sin dudarlo.
Ya teníamos el coche, estabamos listos para partir. Ryan, Cessily y yo.
-Oigan... ¿ustedes se van?
-Sí... ¿Te llevamos? ¿Dónde vas?
-Donde ustedes vayan. No tengo nada que hacer acá.
Los tres nos miramos.
-Sí, subí.
Rose se subió al coche. Soy honesto, nunca pensé que de todos ella se nos iba a unir. Era muy amiga de Alex. Bastante introvertida, no era de los ruidosos como Santo, Ryan o yo. Pero teníamos todo el viaje para conocernos.
Eramos cuatro. Teníamos un plan: todo Estados Unidos, o al menos sus hot spots. Primero nos ibamos a Washington a cumplirle el pedido a Ryan. Y luego, arrancabamos: Nueva York, las cataratas del Niagara, Detroit, Chicago... y a recorrer.
Así que ese fue el último día que estuvimos con la gente de la escuela. Todos estaban programando sus vidas. Santo, Soraya y Julian se iban a quedar. Honestamente pensé que Cess se iba a quedar, pero cuando me dijo de venir... me alegré mucho. Juntamos la plata que teníamos los cuatro, hicimos un pozo común para necesidades. Emma y Scott nos dieron algo más de plata, para que nos cuidemos. Todavía teníamos los celulares y yo al menos mi notebook, así que para mantenernos en contacto con ello teníamos de sobra.
Partimos.
Los primeros días fueron geniales. Nos la pasabamos hablando en el viaje todo el tiempo, que tal anécdota, que tal cosa, que nuestra vida, que tu pasado. Rotundamente me negué a hablar de mi vida, pese a la intriga de Cess y con Ryan pesado preguntándome por la rubia, así que no me quedo otra que contar acerca de mi ex. No sé si a Cess le molestó, pero no dijo nada.
Después de Washington y camino a las cataratas del Niagara (Nueva York la recorrimos antes de partir a Washington), a las pocas noches, celebramos mi cumpleaños 18. Fue una de las mejores noches de mi vida. Estabamos en Vermont, en un camping para ahorrar plata de hostal, sumidos en uno de esos bosques de hojas de todos los colores. La primavera estaba a pleno, y habíamos decidido arrancar por el norte de los Estados en primavera/verano para que no haga tanto frío y volver por el sur en otoño/invierno así veíamos de evitar las nevadas típicas del norte. Esa noche, Ryan estaba contando algunas historias medias lúgubres en el campamento. Cess y yo estabamos abrazados, no digo asustados, pero ella estaba interpretando genial el papel de chica temerosa a los brazos de su novio. Rose estaba en otra, creo que su mente se había ido a cualquier lado, hasta que en un momento Ryan terminó el cuento con un "Feliz cumpleaños". La verdad, no lo esperaba. Hasta habían comprado una torta. Así que nos quedamos charlando y festejando. Para mí, el comienzo de un viaje genial.



Vermont:


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-Mierda... se acabó la plata.
Y sí, veníamos pagando todos los lugares turísticos, comiendo medianamente bien, usando buenos hoteles... era cuestión de tiempo. Así que empezamos a divisar opciones. ¿Robar? Ya nos habíamos agendado el coche. Y no era la opción más interesante. Así que hubo que buscar trabajo. La dama Fortuna nos acompañó, cuando nos cruzamos con una gasolinera-restaurant-taller rumbo a Yellowstone, así que estabamos yendo para Dakota del Sur por Minnesota. Estabamos cerca del Mississipi cuando pasamos por el lugar. Era temprano y la nafta se había acabado. Entramos al lugar para presenciar que el dueño, un tal Vaclav, despedía a sus trabajadores. Al parecer, los empleados habían reclamado mejoras salariales y el ruso los echó. Así que nos miramos con cara de "Bingo". Ryan gestionó nuestros ingresos laborales, y la paga de cinco grandes por un mes. Pero habíamos atado ese pago enorme a cierto grado de eficacia. Así que teníamos que hacer nuestro mejor esfuerzo. Rose quedó como moza en el restaurant, era la más linda y sabía como moverse de tal forma de que los clientes babosos dejaran buenas propinas. Ryan era el cajero y el que con su "habilidad" convencía a los clientes de consumir, de por una vez, darse un buen gusto en nuestro restaurant. Cessily se quedó con el taller mecánico con Vaclav, que poco le importaba si era mutante o no, mientras trabajaramos. Cada tanto, Cess dejaba el taller e iba a trabajar a la cocina, dónde también trabajaba yo. Sí, era el cocinero del lugar. A preparar hamburguesas, patatas fritas y distintos platos típicos. Años de vivir con una madre hippie me habían dado cancha, así que dentro de todo mis platos eran bastante decentes. Vaclav se encargaba de recargar la gasolina y contar la plata.
Estuvimos un mes trabajando ahí. Vaclav era un buen tipo y cómo tal no lo estafamos: laburamos bien, casi incansablemente. Si usamos todos un poco de nuestra habilidad. Rose era la moza sexy que todos invitaban a salir y a la que le dejaban propinas excelentes, Cessily tenía un ojo para la mecánica inesperado, y en la cocina trabajabamos bastante rápido, Ryan lograba que los camioneros y gente que paraba en el restaurant consumiera cosas caras. Así que justificamos cada centavo en lo de Vaclav, que lamentó seriamente nuestra partida.
Decidimos que lo mejor sería tratar de hacer valer esa plata que teníamos, así que hicimos un poco de trampa. Nos estiramos hasta St. Paul, capital de Minnesota, y en un casino ganamos algo de plata extra (cortesía de los poderes de Ryan), la suficientemente poca como para no llamar la atención pero la suficientemente alta como para que no nos falte nada. Y hasta hicimos un reaseguro. Por uno de los camioneros que atendimos en el restaurant, el tipo había dicho que yo era muy fuerte, justo porque en un momento dije que para ablandar la carne usaba mis puños. Así que me había pasado una dirección donde se organizaban esas competencias de pelea ilegal. Si bien nadie quería ir (en general todos hacen trampa), fuimos. Para no llamar la atención, y como hablo español, me hice pasar por "La Roca", con máscara de lucha libre y todo. Fue genial. Participé esa noche en cuatro peleas, tres las gané y la última fingí la derrota. Demás esta decir que la plata que teníamos la multiplicamos, y pese a algún problemita (tuvimos que irnos a las apuradas cuando uno de los tipos del lugar se dio cuenta que habíamos "organizado" el triunfo... Si bien no era de los dueños ni llamó demasiado la atención, me pegó y se rompió la mano). Así que sin importarnos demasiado (al fin y al cabo no iban a perder tiempo buscándonos, tenían casos así todo el tiempo y nuestra ganancia había sido ridícula en comparación a la de ellos), nos fuimos celebrando que teníamos la plata suficiente para el viaje sin tener que preocuparnos por trabajar el resto del trip.

St. Paul, Minnesota


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¡Que grande que es Yellowstone! La verdad que el oso Yogi tenía todo para robar sin que nadie detectará jamás una canasta de comida. Pensar que es el parque nacional más antiguo del mundo. Nos habíamos propuesto recorrer lo más posible el parque, que es enorme (está entre tres estados), y cómo era verano ya, los días que nos tocaron eran cálidos, aunque con bastante lluvia. Así que fuimos recorriendo los bosques, los grandes géisers (includo el famoso Old Faithful y el maravilloso Grand Prismatic), los lagos... una situación bastante hermosa. Haciamos camping en los lugares permitidos, ya que la gran cantidad de animales presentes no permiten el acampar en cualquier parte. Una de esas noches, que con la lluvia de la tarde había refrescado bastante, aprovechamos para salir a caminar Cess y yo. Nuestra relación había ido in crescendo desde que salimos y estabamos bastante bien el uno con el otro.
En un momento de nuestro paseo nocturno, nos desviamos un poco... yo me desvié un poco y la llevé volando a un lugar que había visto a la tarde medio escondido entre nuestro paseo. Era a la vera de un lago. El cielo se había limpiado de la lluvia de la tarde y la luna se reflejaba hermosa en las aguas. Nos sentamos juntos y nos quedamos en silencio, contemplando la escena.
Hasta que empezamos a besarnos. Ella en un momento frenó. No se había cortado nunca un momento así. Si bien ya hace algunos meses que viajabamos, Cess y yo no habíamos llegado a la intimidad. Había habido caricias, muchos besos, pero no más de eso. Asumí que quizás venía por ahí. Pero no. Fue otra cosa.
-¿Qué pasa?
-Jonah... estos últimos meses fueron geniales... pero yo... no sé. Vos y yo... no deberíamos estar juntos. Yo... yo no soy como vos, yo no soy "humana". Te juro que cada vez que la gente nos ve, es como que me da algo de "cosa".
-Cess... no me importa lo que la gente piense. Yo quiero estar con vos. ¿Y porqué decis que no sos humana?
-Es que... no me veo como humana, soy de metal, no necesito comer, no necesito dormir ni respirar, lo hago solo para sentirme humana... soy un monstruo.
Ella se puso a llorar.
-¿Eso es lo que crees?
-Jonah...
-Escuchame bien lo que te voy a decir. Yo quiero estar con vos. Y eso es lo que me importa. ¿Sabes qué? Yo soy más monstruo que vos entonces. La única diferencia es que no soy plateado, pero yo no necesito comer, dormir, ni respirar, no siento ni frio ni calor, no siento metal cuando te tomó de las manos o te beso. Siento tu beso. El beso de mi novia. No necesito sentir calor para sentir cariño cuando me abrazas. Los sentimientos los tengo igual. Y son bastante claros. Sé que quiero estar con vos y eso es lo que me interesa, nada más. Aparte... yo ya me morí... y me enterraron.
Ella sonrió.
-No quiero que pienses más así. En todo caso vos yo como la Bestia de la Bella y la Bestia. Grandote, peludo, salvaje...
-Vos no tenes nada de eso, tonto...
-Es cierto... imaginate una bestia en el concierto de los Jonas Brothers...
Ambos reimos y nos besamos. La noche era demasiado linda, así que nos quedamos ahí, juntos. Esa noche fue la primera en la que hicimos el amor. Ella quería estar conmigo y yo con ella... ¿qué más tiene que importar?

Lago Yellowstone, al atardecer



Geiser Grand Prismatic


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Portland, Oregon. Nuestro viaje por la "Ciudad Verde", tras habernos detenido en el Monte Hood desde el mejor parador estaba sazonado por nuestra guía, Cessily. Ella estaba en su ciudad, y hacía tiempo que no estaba. Ella nos tenía de acá para allá contandonos cosas de su ciudad, de la gente que había nacido acá... estaba claro que era fan de su lugar de nacimiento. Cruzamos el río Willamette por el puente de Hawthorne, cuando quedamos en recorrer el centro cada pareja por su lado.
Paseamos juntos por el centro, cuando ella me dijo que quería ir a ver a sus padres. Pero no quería que yo fuera con ella, así que la acompañé hasta la casa y me quedé afuera.
-No, no te quedes ahí, sé que podes escuchar.
-Bueno, dale, te espero en la plaza de acá a unas cuadras.
Me alejé hasta la plaza y la esperé. La verdad que creía que iba a pasar lo peor, pero cuando la vi volver, no parecía que algo hubiera ido mal.
La abracé.
-¿Qué tal todo?
-Bien... mejor de lo que esperaba para ser mis viejos.
-Me alegro. Y hoy tengo una sorpresa para vos.
Así que seguimos nuestro paseo y nos juntamos con Rose y Ryan. No voy a contar nada de ellos, que lo hagan ellos. Así que a la noche fuimos a cenar y luego a un pub irlandés que Cess conocía bien. Esa noche había show así que por primera vez canté canciones irlandesas como si fuera uno de esos borrachos. Igual en un momento salí... las celebraciones así a veces me traen recuerdos de la isla. Además, últimamente me di cuenta que estaba recordando todo, cada detalle ínfimo podía revivirlo con muy poco esfuerzo. Supongo que mi mutación todavía tenía sorpresas. Así que salí del pub y me quedé afuera, obvio, no solo. Cess salió detrás mio.
-¿Estás bien? ¿Qué pasó?
-Nada... es que cuando me "mataron" fue en un pub, y a veces me agarra un bajón...
-Ah... Bueno, ahora estas conmigo y yo te voy a cuidar.
-Jeje... nada me gustaría más...
-¿Y mi sorpresa?
-Ah sí...
Saqué del bolsillo de mi camisa una bolsita de tela.
-Para vos...
Ella abrió la bolsita y sacó el regalo.
-¡Un corazón de piedra roja!
-Es rodocrosita.
-¡Es hermoso!
-Bueno, si ninguno de los dos somos humanos, me compré un corazón para tener y sentirme uno, y te lo regalo.
-Jonah...
Pusé mis manos en su rostro y la miré fijamente.
-Cess... te amo.
Ella se quedo mirándome. Una lágrima cayó por la comisura de su ojo.
-Yo también te amo, Jonah.
Nos besamos.

Portland y el Monte Hood:


Puente de Hawthorne:

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